jueves, 24 de septiembre de 2009

Improvisando

A nadie parece gustarle la técnica de la improvisación, pero lo cierto es que todos la utilizamos, incluso a diario. En uno de los editoriales de El País de estos días, hemos podido leer una serie de críticas a la gestión de la crisis por parte del ejecutivo. La mayor parte de esos editoriales contenían, a mi juicio, sátiras CONSTRUCTIVAS de las que el Gobierno podía tomar buena nota. Sin embargo llevo días dándole vueltas a uno de esos editoriales, con el que no estoy para nada de acuerdo. El País criticaba la "improvisación" con la que Zapatero está tomando sus decisiones económicas, haciendo entre ver que se está tomando la crisis "a la ligera". Si ellos creen que nuestro Presidente actúa desinteresadamente tienen perfecto derecho a plasmarlo en su diario, pero cuidado con las razones que argumentan para justificarlo. En el diario se consideraba la improvisación como algo negativo, saliendo rápidamente ZP a auto-justificarse: "gobernar incluye improvisar".
Y es curioso que un holding como PRISA critique esas actitudes, cuando su medio audiovisual Cuatroº no ha parado de improvisar desde el arranque de la nueva temporada televisiva. Primero programaron en su franja de tarde la novela "Los exitosos Pells", pero ante su raquítica audiencia se han visto obligados a suprimir la serie y a improvisar, sustituyendo ese hueco por una ampliación de su programa estrella "Fama". Otro cambio de la cadena de TV ha sido adelantar el informativo de Gabilondo a las 20:20h, en un intento a la desesperada por que las noticias de la noche alcanzaran el share de las del mediodía. Pero nada más lejos de la realidad: Gabilondo no sólo no ha incrementado su cuota de pantalla, sino que se ha visto superado TODOS LOS DÍAS por laSexta noticias. No es difícil por tanto vaticinar una nueva improvisación de nuestra cadena amiga, para dar el impulso necesario que Gabilondo se merece.

Está claro que no podemos comparar una gestión económica privada con la gestión económica del Estado, pero desde luego la conclusión es clara: si las situaciones cambian, y más aún sin dan giros rápidos y traumáticos como ocurre con la crisis, su solución a corto plazo conlleva una obligada improvisación. Asunto a parte es cómo califiquemos este tipo de gestiones.

Seguramente este artículo no hubiera tenido razón de ser si desde hace una década nuestros políticos, banqueros y economistas se hubieran dedicado a cambiar nuestro actual modelo productivo. Pero amigos, es lo que hay.

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