" Vamos a olvidarnos de la gripe porcina, de la crisis económica, del nuevo Gobierno Vasco, de la marcha de Ibarretxe, del cambio climático, de la hipocresía del clero, de la injusticia de la justicia, de la pena que dejan las pateras, de la inseguridad ciudadana, de la inquietud de los parados, de la tragedia de los malos tratos.
Dejemos también la operación bikini, las agencias de viaje, los balones de Nivea, los atascos de la autopista, las aceras rotas, las lagrimas de los cines, las reuniones con el vecino, los helados de la nevera, las canciones de Shakira, del olor que deja la primavera.
Si dejemos al margen la rutina de nuestras ciudades, las aceras rotas, la cañería en el aire, de las batallas internas, de los paraísos desiertos, de la calle abierta, de los besos escondidos, de la llama que enciende a los cuerpos alejados, de la duda invertida, de los abrigos bordados, de la soledad del poeta, del lunar de su oreja, de su cuerpo desnudo cubierto entre mis brazos.
Vamos a olvidarnos de la tele idiota, de los supervivientes de las islas, de la vena de la Patiño, de la sonrisa de la Lasvignes, de los floripondios felices, del ruido que emiten los diarios, de la COPE sin Losantos, de la TDT de pago, de la ternura de sus labios.
Hoy hay que olvidarse de todo, hoy solamente importa una sola noticia, la de una ciudad repleta de banderas, la de un millón de personas pendientes de un partido de fútbol, la ilusión de todo un pueblo que va a dejarse la piel para llevar en volandas a su equipo a conquistar una Copa del Rey, veinticinco años después."
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